lunes, 17 de diciembre de 2012

Subida al Cortijo del Imán. 16-12-2012



Esta ha sido la última excursión organizada por el club para este año. Y qué mejor forma de clausurar el ciclo de rutas que visitando el lugar que da nombre a nuestro club: el Cortijo de El Imán.  
 
  
 
En esta ocasión nos reunimos a las 8 de la mañana en Frigiliana José A. Gómez, que asumió el papel de guía, Carlos Castillo, en calidad de ayudante de guía, Francisco Iranzo, Meli Escobar, Sebastián Martínez, Mariella Floris y la que suscribe.
Salimos en dirección al pozo Batán y comenzamos un largo ascenso pasando por las lomas del Chíllar hasta el río.


Saludamos a un pequeño sapillo pintojo  y dejamos que un ramillete de setas siguiera adornando el camino.



Llegamos a la presa tras cruzar de un lado al otro del río en varias ocasiones para seguir el sendero, saltando con éxito o de piedra en piedra, y poniendo a remojo algún que otro zapato.


Desde la presa tomamos una vereda bastante cerrada en matas, con zarzas en las zonas más próximas al río y aulagas que dejaron la marca de sus espinas hasta en el más pintado. La senda se veía bien a tus pies pero el follaje era tan abundante que no podías dejar de mirar hacia el suelo porque de vez en cuando se interponía alguna piedra con la que era fácil tropezar, o un leño partido de algún arbusto que se empeñaba en dificultar el paso o incluso se clavaba inclemente en la espinilla o el muslo. Avanzábamos por una selva mediterránea apartando ramas o pasando a través de ellas arrasando, llevándote por delante pinchos, telarañas, polvo y algún que otro insecto. A veces la senda se estrechaba dejando apenas el ancho de un pie para pasar, lo cual podía costarte una caída si colocabas el pie fuera del límite del senderillo, en el vacío. En otras ocasiones el terreno se volvía resbaladizo y eso, unido a una suela ya desgastada de tanto limar piedras por esta sierra pudo provocar más de una desaparición instantánea: en un momento estabas y al siguiente no, con la ventaja de que sólo el compañero que fuese más cerca podría presenciarlo o intuirlo. A veces las plantas sobresalían de nuestras cabezas impidiendo ver al que iba delante  o al de detrás, suponiendo su presencia por el movimiento de los tallos más altos.



 



Mucho antes de llegar, se podía contemplar el cortijo en la distancia casi al borde de un barranco, un conjunto de muros a medio derruir que, desde nuestra perspectiva no parecían estar en tan maravilloso enclave. Sólo al llegar allí se podía contemplar alzando la vista las maravillas del lugar, una construcción en ruinas sobre una explanada cubierta de hierba verde y rodeada de montañas. Sin más contratiempos que algún resbalón, golpe, caída, arañazo o pinchazo en un ojo, alcanzamos nuestro objetivo y giramos sobre nosotros mismos para admirar e intentar abarcar con la vista todo el entorno. 





El Cortijo del Imán está a 690 m sobre el nivel del mar, pertenece al término municipal de Nerja, pero limita con Cómpeta y Frigiliana. Esta es una de las razones por las que se escogió para dar nombre a nuestro club, además de por lo inhóspito e inaccesible del paraje. Está rodeado por las cumbres más bellas del Parque Natural, como el imponente Almendrón, Tajo del Sol, Navachica, Piedra Sellada, El Cuervo, El Cisne y la Sierra de Enmedio.


A pesar de encontrarnos a las puertas del invierno el día estaba resultando caluroso y se agradecía la suave brisa que movía la hierba y que nos acompañó durante el almuerzo. Decidimos tomarnos un momento y reposamos sentados o acostados sobre el manto verde. Tomamos las fotos de rigor y con cierta pena nos despedimos del cortijo hasta el próximo año.






Volvimos por el mismo sendero hacia la presa y tomamos el camino del Apretadero hasta la Fuente del Esparto, el Pinarillo y por fin la Cueva de Nerja, donde esperaba nuestro transporte, que muy previsores habían dejado allí José, Francisco y Meli. En nuestro bar habitual de la zona tomamos el deseado refrigerio mientras comentábamos la ruta y hacíamos más fotos. Lo acaecido durante nuestro regreso a Frigiliana…en fin, que llegamos bien.



 





Esta ha sido la última cita con el club del año 2012. Este ha sido el año de los descubrimientos para muchos de nosotros en lo que a la sierra se refiere y todo lo que en ella se encierra: belleza, sobre todo belleza, superación, emoción, compañerismo y amistad, entre otras cosas.
 
Mi agradecimiento a las personas que han sido nuestros guías durante todas las rutas y que han hecho posible ver cumplido mi deseo de retomar el contacto con la naturaleza, que en tan pocas ocasiones he podido disfrutar en años anteriores.
 
Un abrazo a todos.
 
Rocío Cañas Sánchez.